Astrónomos de la NASA descubrieron que un objeto que se regresó a la Tierra no es un asteroide, sino parte de un cohete que el hombre lanzó a la Luna en el año 1966.
Gracias a la atmósfera estamos protegidos ante la llegada diaria de toneladas de material extraterrestre. Pequeñas piedras son desintegradas durante las 24 horas del día por las resistentes capas invisibles que conforman nuestra atmósfera y que son tan efectiva, que además, nos permite respirar en nuestro planeta. Algunas de estas partículas son pequeñas, miden unos milímetros, y cuando se desintegran lo hacen de forma espectacular en forma de estrella fugaz.
No todos los objetos que llegan a la Tierra son tan pequeños. Algunos pueden medir metros o kilómetros de diámetro y, en caso de impacto contra nuestro planeta, podrían provocar graves consecuencias. Es por este motivo que de forma constante, día y noche, telescopios repartidos por toda la superficie terrestre apuntan al espacio para descubrir y monitorizar cada uno de los objetos que podrían coincidir con nuestra órbita.
¿Cómo es posible que un cohete de los años 60 esté volando cerca de la Tierra?
La noticia que ha llamado la atención estos días es que un supuesto asteroide que viene hacia la Tierra no es lo que esperábamos. En lugar de tratarse de un cuerpo rocoso es en realidad parte de un cohete que su usó para mandar a la Luna una nave en 1966. ¿Cómo es posible?
Sabemos que en caso del mar nos devuelve todo lo que arrojamos en él, como plásticos y todo tipo de deshechos. En el espacio ocurre algo parecido, a no ser que lo hagamos con tanta fuerza que no pueda volver. En estos momentos tenemos catalogados más de 50.000 objetos espaciales dando vueltas alrededor de la Tierra y que el ser humano ha puesto en órbita. Cada uno de ellos, una vez acabada su vida útil, seguirá ahí y se precipitará en tierra o en el océano.
Camino a la Tierra viene la etapa superior de un cohete, de forma cilíndrica, que se usó en la misión fallida de 1966 en la que se debía poner en la superficie de la Luna el módulo de aterrizaje Surveyor-2. En el lanzamiento hubo un fallo en uno de los propulsores y la sonda acabó estrellándose en la superficie lunar.
Una parte del cohete Atlas-Centauro, como ocurre en cada lanzamiento, se separó segundos después de despegar y cayó a tierra de forma controlada. Pero la etapa superior de este cohete se separó más tarde de Surveyor-2, desapareciendo en el espacio en 1966.
Ahora, producto de la gravedad, este trozo de cohete regresa al planeta con un movimiento muy curioso. Este claramente no deja de ser un trozo de basura espacial que seguirá dando vueltas por el espacio y cuya responsabilidad es de nosotros mismos.
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