En una medida que intensifica aún más las ya tensas relaciones entre China y Estados Unidos, el gobierno chino ha ampliado su prohibición de los teléfonos inteligentes no chinos, apuntando específicamente a los iPhone y los dispositivos Samsung Galaxy. Esta prohibición, implementada inicialmente en estados seleccionados, ahora se ha extendido a ocho provincias, incluidas prósperas regiones costeras, lo que genera preocupación sobre su impacto en el mercado mundial de teléfonos inteligentes.
Motivado por el deseo de reducir la dependencia de las tecnologías estadounidenses, el gobierno chino ha ordenado a las empresas afiliadas al estado y a las oficinas gubernamentales que prohíban el uso de teléfonos inteligentes no chinos entre sus empleados. La prohibición abarca dispositivos muy populares como iPhones y teléfonos Samsung Galaxy, y se desaconseja a los empleados llevar estos dispositivos a los lugares de trabajo.
El alcance de la prohibición ha evolucionado desde unos pocos estados hasta un esfuerzo a nivel nacional durante la última década, lo que muestra la estrategia a largo plazo de China para promover las tecnologías locales y la fabricación de chips semiconductores. Si bien el gobierno chino niega oficialmente una prohibición total de los iPhone y los teléfonos Samsung, los informes sugieren distintos niveles de aplicación de la ley entre las diferentes agencias gubernamentales, y se instruye a los empleados a optar por marcas locales.
Se espera que esta medida tenga un impacto sustancial en el mercado mundial de teléfonos inteligentes, afectando particularmente a Apple y Samsung. Las reducciones previstas en las ventas de teléfonos iPhone y Samsung en China, el mayor mercado de teléfonos inteligentes del mundo, ya han provocado una caída de las acciones de Apple. Además, la prohibición ha creado un efecto dominó que ha impactado los precios de las acciones de los proveedores de Apple, incluidos LG Innotek y Minebea Mitsumi.
En respuesta a la prohibición, se informa que empresas más pequeñas en ciudades de nivel inferior están emitiendo directivas verbales a los empleados para que dejen de usar teléfonos que no sean chinos. Esta difusión no oficial de la prohibición resalta las implicaciones más amplias para los fabricantes extranjeros de teléfonos inteligentes que operan en China.
Si bien Apple no ha dado una respuesta inmediata a la prohibición, los analistas de mercado predicen una caída significativa en las ventas de iPhone, lo que afectará los ingresos de Apple en los próximos meses y años. Por el contrario, las empresas chinas locales como Huawei están preparadas para beneficiarse de la prohibición, al experimentar un aumento en las ventas de teléfonos inteligentes.
A medida que la prohibición se acelera y más agencias chinas y empresas respaldadas por el Estado extienden la prohibición a su personal, el panorama tecnológico global enfrenta desafíos continuos. La promoción por parte de China de la fabricación local de software y chips semiconductores refleja una tendencia más amplia de la nación a reducir su dependencia de la tecnología extranjera en varios sectores, lo que marca un cambio de paradigma en la industria tecnológica global.