En noticias trágicas, el renombrado científico John B. Goodenough, la mente pionera detrás del desarrollo de la batería de iones de litio , falleció el domingo a la notable edad de 100 años. Las contribuciones de Goodenough revolucionaron el campo de la tecnología y empoderaron a las personas en todo el mundo con dispositivos electrónicos que todos usamos hoy. En 2019, recibió el prestigioso Premio Nobel de química, y apareció en los titulares como el ganador más antiguo de la historia.
John B. Goodenough recibió el Premio Nobel de Química a los 96 años
Durante su ilustre mandato de 37 años en la Escuela de Ingeniería Cockrell de la Universidad de Texas en Austin, Goodenough se desempeñó como miembro de la facultad y ocupó la distinguida Cátedra de Ingeniería del Centenario Virginia H. Cockrell. Estaba profundamente comprometido con la exploración de soluciones innovadoras de almacenamiento de energía y con los desafíos fundamentales de la ciencia y la ingeniería del estado sólido. Su inquebrantable dedicación lo llevó a la creación de baterías recargables de última generación, que proporcionan alta densidad de energía para teléfonos móviles, computadoras portátiles, tabletas y vehículos eléctricos.
El impacto de Goodenough se extendió más allá de su innovadora investigación. Fue un querido maestro y mentor, guiando a numerosos estudiantes de posgrado y miembros de la facultad con su sabiduría y aliento. Su generosidad y pasión por la educación fueron evidentes a través de sus donaciones a la Universidad y el establecimiento de becas y fondos de investigación.
Nacido en Alemania en 1922, Goodenough obtuvo sus títulos en matemáticas y física en prestigiosas instituciones como la Universidad de Yale y la Universidad de Chicago. A lo largo de su carrera, ocupó cargos en instituciones de renombre como el Laboratorio Lincoln del MIT y la Universidad de Oxford. Goodenough continuó trabajando hasta bien entrados los 90, enfatizando la importancia de no jubilarse demasiado pronto. Su impacto en las comunidades científica y de ingeniería perdurará, inspirando a futuros innovadores e investigadores.
El mundo ha perdido una mente extraordinaria y un espíritu generoso. El trabajo innovador y el legado de Goodenough continuarán dando forma al panorama tecnológico, y sus contribuciones a la ciencia y la ingeniería serán recordadas por las generaciones venideras.